Para esta oportunidad
participo con un cuento de ficción filosófica que es el género que más
disfruto. Espero les guste también.
Fatum
Hay un sitio mágico en
la cordillera Neovolcánica en el altiplano de México. Se trata del cerro del
Yolo: una roca ígnea que sobresale del resto del lomerío. Se llega a él por una
senda entre dos fragmentos de montaña que es mera roca tajada. Se dice que, si
te postras con humildad durante la noche, experimentarás la naturaleza infinita
del destino, pero sobre todo podrás atestiguar la presencia de un ser mítico en
forma de esfinge.
La cima solo es
accesible por una ladera que el viento y la lluvia erosionó a través del paso
de los años donde afloraron derruidas representaciones de ermitaños en marcha
ascendente. No es de extrañar que esas formaciones naturales engendraran leyendas
fantásticas: se especula que en el cerro habita el diablo, de modo que, muchos
se aventuraron para comprobar la certeza de esa leyenda. Cuentan también que la
mayoría no regresa porque al llegar a la falda del cerro se les aparece una
serpiente en forma de bella mujer que les pide ayuda para cruzar el riachuelo,
pero sentencia que por ningún motivo volteen a verla. Los que han sucumbido a la
tentación quedaron convertidos en piedra; así es como explican la forma humana
en algunas rocas.
Después de muchos años
regresé a mi pueblo que está próximo a ese cerro con el propósito de subir a la
cima, y con suerte, visualizar la criatura mítica. Cansado de vestir trajes
ajenos volví a mi origen para sellar las fisuras por donde mi esencia se diluía.
Con el tiempo se han perdido
en mi cabeza los argumentos esgrimidos para convencer a algún guía que se
atreviera a acompañarme en el ascenso durante la noche, tampoco tengo presente
los avatares para arribar a las estribaciones del lomerío. Sólo se ha fijado en
mi mente el ascenso por la ladera de los ermitaños en una noche cuajada de
estrellas, del guía solo recuerdo que deslizaba los dedos derruidos en las
formaciones rocosas invocando su benevolencia.
Luego, se me presentan
detalles cuando a la mitad del avance el guía se me perdió con todo y tea entre
las piedras vastas, pero no tuve tiempo de sentir miedo de quedarme solo y a
oscuras, pues un núcleo luminoso como un montón de luciérnagas entrelazadas de
las patas se mantuvieran ante mí, parpadeando cual si fuera una orden para que
las siguiera.
Llegué a la cúspide y el frío me calaba hasta las orejas que tenía cubiertas con un
gorro pasamontañas. El silencio se interrumpía por el frémito del viento que
sacudía las ramas de los árboles que se localizan cuesta abajo. A lo lejos se
veían las luces del poblado y alrededor de mí nada que no fuera los ruidos
normales que ocurren durante la noche en un cerro. Cerré los ojos y evoqué las
razones por la que estaba allí y entendí mi falta de humildad y las piernas se
me aflojaron como trapo y caí de rodillas desparramado.
Aunque tenía bien
claro que el ente solo aparecía con una referencia fonética que yo desconocía
ocurrió algo extraordinario: y no es que se hubiera materializado en forma gradual
un ser de rostro pétreo de ojos crueles que me hiciera bajar los párpados de
temor y solo abrirlos para arrostrar a un monstruo tajado de los mitos.
Lo que ocurrió fue que
me envolvió una sensación apacible por lo que busqué una postura más cómoda,
entonces perdí la percepción del tiempo y el espacio, y mi mente solo era una
cuerda tensa que vibraba por el magma difuso de energía que me circundaba,
tragué saliva y empecé a hablar con el cuerpo estremecido por el temblor de los
nervios, con todo, logré expresar que con el paso de los años solo una cosa me
atormentaba y al hablar la voz se me quebró y tuve la impresión de que alguien,
al que no veía, me miraba con infinita piedad y perdí el sentido. Cuando
desperté, si es que en algún momento quedé dormido, me sentí liberado, me había
perdonado a mí mismo, y sentí como si una membrana cósmica me envolviera y me musitara
al oído. Después toda esa energía se difuminó y las sensaciones físicas
retornaron a mi cuerpo.
De modo que ahora sé
que el ente elige a los hombres que habrán de experimentar la vivencia mística.
Pero aquellos elegidos por el Fatum nos negamos, como estigma, a compartir la verdad
con el vulgo porque puede resultar demasiado para la indigna comprensión
convencional, por ello son pocos los premiados por la conciencia de la entidad
ubicua de estirpe ignota que atestigua el comportamiento humano.
Por tanto, son erróneos
los testimonios sobre ella, pues provienen de pusilánimes que al no obtener
acceso sólo imaginan fantasías sobre seres diabólicos y le adjudican al ser
mitológico un carácter enigmático y una compulsión a plantear enigmas
inextricables. Tampoco es fidedigna la figura de granito en forma de esfinge ubicada
en las estribaciones fosilizadas y que fue tallada por algún escultor de quien
solo quedó el epíteto: el elegido.
Tampoco puedo dar detalles
del aspecto de la entidad pues según entiendo no tiene necesidad de
presentarse en forma física, solo dio respuesta a mis dudas, pero si alguien pudiera hurgar en
los vericuetos de mi mente no descubriría una imagen, sino un “diálogo”
continuo con la entidad, quien susurra a los elegidos sobre la futilidad de la
existencia humana.
Hola Alfredo,¿cómo estás?, de nuevo nos “vemos” por aquí.
ResponderBorrarSe te dan de lujo las descripciones, sin duda es lo tuyo.
Un relato que hay que leer con atención, pues hay detalles que pasarían desapercibidos en una lectura rápida. Así que te leo con calma y a fuego lento.
No hay diálogos que aceleren o interrumpa la voz interna del narrador descriptivo en primera persona, que trata al paisaje, como un personaje relevante. El paisaje y el cerro, o montaña, es clave en tu relato. El escenario elegido es magnífico, y propicio para “la aparición”, que, al parecer, solo los elegidos fuera de los convencionalismos tienen la facultad de experimentar la vivencia mística.
Si me lo permites, en la frase de: “Llegué a la cúspide de la montaña y el frio me calaba hasta las orejas que tenía cubiertas con un gorro pasamontañas”, creo que no es necesario nombrar a la montaña, con decir que llegaste a la cúspide se presupone, y así no se repite la palabra al nombrar al pasamontañas.
Por lo demás, una historia repleta de amplio léxico, escrito con solvencia, con tu sello personal.
Un fuerte abrazo, Alfredo.
Saludos Isabel y gracias por tu comentario. En otras ocasiones te he comentado que al escribir intento crear una obra que no se agote al recorrer el maderamen vivo de la trama, busco que el lector encuentre significados no solo en el pálpito vital de cada uno de sus personajes sino en los elementos de los escenarios. Aun no lo logro, pero esa es mi motivación.
BorrarHola, Alfredo. Pues coincido con Tara en esa importancia del paisaje y la belleza de las descripciones. Una historia en tono de leyenda muy inquietante y muy bien construida. Mucha suerte.
ResponderBorrarGracias Martha por tu lectura y comentario. Aprecio mucho tu atenta lectura que sabe interpretar que el escenario forma parte de la trama. Un abrazo.
BorrarHola, Alfredo. Soy Beri. Acabo de leer tu relato y coincido con Isabel en que es preciso leerlo varias veces y de manera pausada para captar ese generoso caudal de pensamientos y sensaciones. Las descripciones están muy logradas, usando un léxico variado y siempre apropiado. Buen trabajo. Un abrazo.
ResponderBorrarGracias Beri por tus lecturas y tu comentario. El género de ficción filosófica te permite que los bocetos de los personajes sean resonancias del alma, de modo que no importa la apariencia sino el flujo de ideas. Son intento vagos pero disfruto en el intento.
BorrarHola Alfredo,En esas bellas descripciones están escondidas y talladas las vivencias de un ser en busca de sí mismo que pone todo su empeño para llegar a la cima a pesar de los peligros, las soledades etc. Excelente historioa. Un abrazo
ResponderBorrarJuana has acertado. En el paisaje está tallada las vivencias del personaje, hay cenizas de fetiches existenciales, ejemplos: las piedras derruidas por el tiempo y la erosión al igual que su identidad, la sentencia de no voltear hacia atrás es no regresar al pasado, pedir benevolencia a la naturaleza, llegar a la cima y estar solo, el frémito del viento como analogía de las voces aduladoras que te distraen, entre otros. Un abrazo.
BorrarGracias, Alfredo, por participar con este relato en esta edición. Un abrazo y suerte!
ResponderBorrarHola, Alfredo.
ResponderBorrarEn momentos en que se vive disuelto, disperso entre tanto ruido, parece que hay un choque eléctrico que nos avisa la búsqueda del alma, para recargar las energías de una vida que se nos puede diluir. Me gusto muchisimo tu texto.
Un saludo
Gracias Yessi por tu lectura y tu comentario. Tienes toda la razón el ascenso a la cúspide es una analogía de lograr el éxito y estar solo, de modo que tienes que tener la humildad para no perder el piso y hacer una introspección para que tu conciencia te recuerde lo simple que es la vida. Un abrazo.
BorrarHola, Alfredo:
ResponderBorrarSe trata de un bello y profundo relato escrito con lenguaje intimista, donde la introspección juega un papel protagonista en la voz de un narrador en primera persona, quien nos va describiendo con total precisión, los diferentes matices emocionales, físicos y espirituales que confluyen a lo largo de la trama: un viaje iniciático a través de un escenario colosal repleto de leyendas, denominado la cordillera Neovolcánica y su pico más elevado conocido como el cerro del Yolo con forma de corazón pétreo.
Debido al espléndido desarrollo que realizas para situar al lector en dicho emplazamiento natural, es fácil formar parte de esta expedición donde se van poco a poco introduciendo nuevos elementos místicos y legendarios, con lo que al llegar al desenlace se puede apreciar el mensaje intrínseco de este viaje iniciático donde el Ser humano logra conectar con la conciencia universal y vivir esta experiencia mística e incomprensible para el vulgo y su mente convencional.
Felicidades por tu espléndido trabajo narrativo.
Un abrazo.
Gracias Estrella por tu lectura y comentario. Has sido generosa en tu análisis y benevolente con mi cuento. Te reconozco como una lectora exigente, de modo que valoro mucho tu comentario positivo. Un abrazo.
BorrarRelato intimista de quien podría pasar por chamán en comunión con la Pachamama. El relato suscita interés por las precisas descripciones del entorno que le dan gran vivacidad al relato. Me ha gustado tu relato Alfredo.
ResponderBorrarSuerte en el Tintero de Oro.
Se le suele dar muchas vueltas a las cosas, sobre todo quien quiere mover a la gran masa hacia una parte. Pero si escarbas y rebuscas a conciencia se puede llegar a la esencia de las cosas. Puede que en este mundo vivamos de cara a un telón que nos muestre una verdad rociada se lo que se tercie, pero el saber y el no conformarse ayuda a correr ese telón.
ResponderBorrarMe ha parecido un relato inmenso, muy bien escrito y descrito y con una lógica aplastante.
Un abrazo y mucha suerte.
La experiencia Mistica. Vaya que es un tema dificil, en la que como indicas se requiere la experiencia de primera mano para comprenderla. El relato nos lleva a estos parajares remotos tanto de la geografia como del alma misma.
ResponderBorrarFue un gusto encontrar un relato de este estilo
Hola, Alfredo. Coincido con Estrella en que nos haces vivenciar este viaje iniciático con descripciones que se quedan en la retina. Muy buen trabajo
ResponderBorrarHola Alfredo, no se que pasó con mi anterior relato. Lo he leído dos veces, sin duda atendiendo la recomendación de Isabel, y es cierto que en la segunda se aprecian con mas detalle la exquisita descripción introspectiva del paisaje que yo entiendo como base de la experiencia mística.
ResponderBorrarMuy buen trabajo!
Perdón, quise decir "anterior comentario"
BorrarMe agrada que descubrieras la importancia del escenario. Pretendo, sin lograrlo a por completo, que los elementos del escenario tengan un significado y no sean un simple ornato en la trama. Gracias por tu lectura y comentario.
BorrarHola, Alfredo. Ya te lo han dicho: relato intimista y, añado, con prosa rica y elegante. Yo he visto a un anacoreta que se retira a la contemplación, a la introspección y a encontrar la unión con la naturaleza.
ResponderBorrarUn saludo.
Hola, Alfredo. La prolija descripción narrativa del escenario, hace del paisaje un personaje central en el relato. Un texto denso para una historia que he tenido que releer con calma para comprender el mensaje filosófico.
ResponderBorrarLo he conseguido después de situarme en el lugar de referencia. Un buen trabajo, sin duda.
Un saludo.
Hola, Alfredo. Me ha gustado cómo utilizas el paisaje para construir el alma del protagonista, que en esa ascensión al cerro nos lleva a todos a caminar por los recovecos de nuestras dudas y de los misterios que nos acompañan en nuestro recorrido vital. Al final el gran secreto se resuelve en esa frase final, obvia, tan obvia que solo algunos son capaces de entender esa futilidad humana. ¡Mucha suerte!
ResponderBorrarMirar escribir, sentir, lo que sentis, ver mas allá de ls letras lo que vas creando
ResponderBorrarviva la vida de este planeta
Hola, Alfredo. Nos presentas una singular historia con toda la fuerza y fascinación de las viejas leyendas, escrita con tu rico lenguaje y cuajada de profundas reflexiones mitológicas y filosóficas que confirman parte de la leyenda, la mas espiritual, y desprecian los elementos más físicos y mundanos de la misma.
ResponderBorrarMucha Suerte en El Tintero. Un abrazo.
Hola Alfredo. Has convertido al paisaje en un protagonista más de esta "ficción filosófica" como la has bautizado. La experiencia por la que pasa nuestro protagonista invita a la reflexión, con la esperanza de llegar a la misma conclusión que él, esto es la futalidad de la vida.
ResponderBorrarUn saludo y mucha suerte.
Hola, Alfredo, nos has ofrecido una experiencia de "ficción filosófica" que vive el protagonista de tu relato al que hemos acompañado, esa noche estrellada, hasta la cima, por ese vericueto tan perfectamente descrito que más que leerlo, como te digo, se tiene la sensación de haberlo subido.
ResponderBorrarUn placer de lectura.
¡Felicidades y suerte en el Tintero!
Un muy buen relato sobre la búsqueda de la Verdad. Muy bonitas descripciones y lleno de simbolismos a los que hay que estar atento. Saludos!
ResponderBorrarUn viaje a la Naturaleza menos contaminada para encontrarse con uno mismo o con su propio espíritu. En esas cumbres que tan bien describes seguro que algo puede haber, al menos respuestas con esa paz y tranquilidad que se debe respirar.
ResponderBorrarSaludos y suerte Alfredo ��
Un relato con cierta complejidad, como acostumbras, enraizado en las leyendas de tu tierra. Escrito con pulcritud y lenguaje elevado. Muchas suerte en el Tintero, Alfredo. Saludos.
ResponderBorrarMe gusta mucho cómo te desenvuelves con las descripciones y la riqueza de tu léxico, Alfredo. Por momentos he sentido yo misma esa sensación del ascenso y la redención del protagonista. Mucha suerte, un saludo.
ResponderBorrarHola, Alfredo. Descriptivo y complejo texto el que compartes en esta ocasión; tanto en la forma, plagada de términos poco comunes en el uso diario, como en el fondo, donde se aprecia con claridad que dominas el mundo de las leyendas y la mitología. Te ha quedado un trabajo redondo que, como dice algún compañero, es aconsejable releer para disfrutarlo a tope.
ResponderBorrarTe felicito y te deseo mucha suerte en "El Tintero".
Un fuerte abrazo.
Hola Alfredo,
ResponderBorrarComo ya te han comentado, las descripciones del cerro están estupendamente hechas. Y si además le añades este toque místico, que la naturaleza suscita a veces, se origina un relato muy ilustrativo, cargado de expectación. ¡Enhorabuena por el trabajo y suerte en el Tintero!
Un saludo.
Misticismo en un entorno de leyenda cuyo argumento es el descubrimiento de la verdad y lo limitado de la existencia.
ResponderBorrarUn abrazo.